Fue una fría noche del 17 de noviembre, hace ocho años ya, cuando Enrique Urquijo quedó tendido sin vida en una calle de Madrid. Estaba solo, o quizás con una mala compañía, y a muchos se nos heló el corazón al enterarnos. A todos aquellos que admirábamos su música y la poesía de sus letras, a veces amargas como la vida misma, impregnadas de soledad.
Fuente: el templo de las borracheras.
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